

Epic / Sony
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A pesar de la santa trilogía que conforman Black Sabbath, Led Zeppelin y Deep Purple, el heavy metal tuvo (y tiene) a Judas Priest como uno de sus mejores exponentes en toda su historia. Ellos fueron, nada menos, quienes le dieron al género su identidad visual. Ver a Rob Halford con ropa de cuero y tachas al comienzo de cada show subido a una Harley Davidson sea quizás la imagen que mejor sintetice el estilo.
Lejos de que eso se convierta en un peso sobre sus espaldas, han llevado tamaña responsabilidad con una naturalidad inusitada, que sostuvieron desde sus inicios con discos seminales del género, como Sin After Sin (1977) o Stained Class (1978), y los fundamentales en su etapa de mayor brillo, como British Steel (1980) y Screaming For Vengeance (1982). Incluso uando a principios de los 90 ya habían dejado de pagar fuerte en las apuestas tras álbumes muy flojos como Turbo (1986) o Ram It Down (1988), hicieron saltar la banca con Painkiller (1990) para renacer cuando nadie lo esperaba y anotar uno de los mejores álbumes metálicos de todos los tiempos.
Y aunque el nuevo siglo los encontró con vaivenes que incluyeron cambios de formación, y trabajos que corrieron con suerte dispar, en Firepower Judas Priest hace rugir su motor con la fuerza de sus mejores días.

Desde el comienzo con el tema homónimo, las guitarras veloces y afiladas la maquinaria Judas ya de esa sensación de estar a punto de ponerse a toda marcha. Con “Lightning Strikes”, los pistones martillan sobre fuego con una melodía que recuerda vagamente a “Hell Patrol” (Painkiller), sólo que con mayor virulencia... si es que eso fuera posible. En ambas canciones, los solos espejo son la combinacion perfecta de melodía y contundencia. Después de la frenada en seco, "Evil Never Dies" baja las revoluciones por minuto y Halford entrega los primeros alaridos característicos en los estribillos finales. En todos los casos, la batería de Scott Travis es una muralla para sostener el sonido de la banda a puro golpe.
Tanto "Never The Heroes" como en "Children of The Sun" Halford y los suyos se animan a abordar climas medio tempo con sobrado oficio y estrofas gancheras. A punto de llegar a la mitad del disco, “Children Of The Sea” muestra el costado mas Sabbath con melodías densas, riffs lentos y con el cantante al mando del timón. En la recta final, Firepower alterna entre momentos más inspirados (la vertiginosa "Flame Thrower" y "Traitor's Gate", de machaque constante) con otros más obvios ("Spectre" y "Lone Wolf").
Con Andy Sneap en producción (también devenido en músico circunstancial para las giras), Firepower ostenta un sonido moderno y pulido. A 44 años de su disco debut, el grupo comandado por Halford se despachó con su mejor disco en mucho tiempo. Y si bien Glenn Tipton, guitarrista y fundador del grupo, anunció que no podría asumir los compromisos de un tour debido que fue diagnosticado con mal de parkinson, sus riffs y solos grabados en el disco son la prueba irrefutable de que Judas Priest aún sabe cómo encontrar sobrevida allí donde parece que ya no hay nada.